Desde su enorme covacho, el monasterio de San Juan de la Peña ofrece una de las estampas más impactantes de la geografía aragonesa. Rodeado de bosques y riscos, a su alrededor se entretejen historia y leyenda, ecos de monjes, nobles y pueblo llano y el paso de artistas y peregrinos. La trascendencia cultural del lugar acarreó su declaración como Monumento Nacional allá por 1889, a la vez que su riqueza natural se veía reconocida ya en 1920, con la protección de 269 hectáreas de la sierra. Hoy, renovadas y ampliadas estas figuras protectores, la superficie del parque cultural alcanza los 300 km2 e incluye toda una serie de poblaciones que aportan magníficos ejemplos de arquitectura vernácula, importantes monumentos artísticos y sugerentes parajes naturales. |