Es necesario esperar al periodo cristiano para disponer de constancia material del uso de la cerámica vidriada aplicada como decoración en la arquitectura de Aragón, aunque hay algunas evidencias de su existencia en la época islámica en este territorio.
En este libro se abordan temas como el uso de la cerámica vidriada desde sus orígenes por las primeras civilizaciones; la utilización de cerámica vidriada en algunas de las obras mudéjares más antiguas; la importancia de los alfareros turolenses y la fabricación de materiales de construcción que coinciden con los fecundos años 40 y 50 del siglo XIII; o la variedad, riqueza y abundancia de las labores de ladrillo resaltado y de la cerámica como hecho singular que caracteriza al mudéjar aragonés.
Además, la cerámica turolense también ha servido de soporte de representaciones arquitectónicas, con significativas variaciones a lo largo del tiempo. Por último, también se habla de la restauración de las torres turolenses, en cuyos proyectos uno de los objetivos era devolver externamente el esplendor perdido con el paso del tiempo, debiendo contar para ello con el criterio de ser respetuosos con las piezas existentes y reponer las que faltaban.