Mil cuatrocientos versos aproximadamente escritos por Teognis de Mégara entre los siglos VI y V antes de Cristo y traducidos por Juan Manuel Rodríguez Tobal. Se comprende esta obra como el corpus de un autor portador del patrimonio espiritual que se trasplanta a las generaciones más jóvenes. El autor tiene como receptáculo a un joven Cirno, que escucha su amor y sus confesiones que son, en definitiva, un testamento: el de una sociedad agonizante que entiende que ha perdido su razón de ser en este mundo.